Texto : Eddie Mizake / Ilustración : Carmina Hace Cosas

Carta a un ministro ausente

Desde que hace un año comenzara la pandemia, la clase política de España, ha mostrado muy poco interés en la industria cultural. A la cabeza de esa dejadez, el señor José Manuel Rodríguez Uribes, responsable del Ministerio de Cultura.

 

12 de Marzo de 2021

Señor Ministro,

Mi nombre es Eddie. Desde hace años, mi trabajo ha estado relacionado con la organización, producción y comunicación de eventos culturales. Salas de conciertos, centros culturales o festivales de música formaban parte de mi vida diaria y que hacía que cada día me levantara con una gran sonrisa. El motivo de esta misiva no es otro que, desahogar la rabia y frustración que ha ido creciendo en mí, al comprobar lo poco que parece importar a la mayoría de la clase política a la que usted pertenece, las vidas de los muchos miles de personas que como yo, se dedicaban a ofrecer entretenimiento y cultura a la población. Este texto no va a cambiar la situación en la que nos encontramos, pero le aseguro que me va a hacer sentir un poco mejor.

La política nunca me ha interesado mucho, tengo que asumirlo. Siempre he tenido la sensación de que todo lo relacionado con ella, es un gran espectáculo circense, donde la mayor atracción no son los tigres de Bengala o el hombre cañón, sino los payasos. Todos en sus diferentes categorías (vagabundos y tristes, mimos sin voz, enanos de rodeo o simplemente los terroríficos) pasean por la pista central ofreciendo un pésimo y aburrido espectáculo centrado en sus propios ombligos.

Durante estos últimos 365 días la industria cultural le ha echado de menos. Hemos sentido que a usted no le importa demasiado el trabajo que le asignó nuestro presidente. Mientras su sueldo le ha llegado fielmente cada mes, muchos miles de familias que habían invertido mucho esfuerzo, años y dinero en levantar un negocio con el que poder ofrecer una diversidad al tejido cultural nacional, han ido cayendo en una lenta agonía económica. Nos hubiera ayudado, al menos moralmente, ver en usted un espíritu de lucha por defender a toda la cultura en estos momentos tan duros.

En cambio ha demostrado a lo largo de este año, que el interés que tiene por realizar su trabajo es escaso. Unas apariciones ocasionales por platós de televisión y algunas breves entrevistas en algún periódico afín, en donde nos vendió el gran esfuerzo que su ministerio estaba realizando por poner a flote a la industria cultural que se hunde, no son suficientes. Las campañas publicitarias criminalizando a ciertos eventos, mientras a otros se les permitía celebrarse con grandes aforos no ayudaron tampoco mucho. Si eso es lo mejor que tiene que ofrecernos, la comunidad no tiene más remedio que gritarle ¡váyase, señor Uribes, váyase! y deje el puesto a alguien que de verdad esté interesado en cuidar a la cultura como se merece. Twitear exclusivamente sobre futbolistas o bloquear de manera infantil a personas del sector que critican su trabajo en redes sociales no es lo que se espera de un ministro de cultura.

Me despido con la esperanza de que algún día la barca en la que usted se encuentra cómodamente flotando encuentre la manera de ofrecer a la cultura un salvavidas al que agarrarse y evitar que acabe en el oscuro y frio fondo del océano.

Cordialmente,

Eddie

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