Texto : Aarón M. Cruz

Converso con Juanpe Sánchez

Juanpe Sánchez es poeta y, por reducirlo a un solo campo, estudiante de teoría de la literatura. Nació en Alicante, en 1994, pero reside en Madrid desde hace algunos años, el lugar donde su proyección académica ya ha alcanzado el estadio del doctorando, grado que actualmente cursa en la Universidad […]. Es prolijo cuando cita, risueño de forma sincera y tiene encanto en los gestos que utiliza para acompañar sus palabras. La charla ha sobrepasado las dos horas porque había cierto interés personal en la entrevista y mucha paciencia por parte de Juanpe, que nos ha atendido desde su escritorio Zoom mediante. Intentaremos por ello sintetizar sin perder matiz.

No es lo más adecuado empezar a redactar disculpándose por la tardanza de lo redactado, pero en esta ocasión es una excusa que beneficia a nuestro protagonista porque ha estado bastante ocupado con la notable recepción del poemario que da razón a nuestro encuentro. Desde las gradas ha sido editado hace escasos meses con todo mimo por Letraversal, en su Colección Letra Bastarda, y prologado por la también publicada en este sello Elizabeth Duval, cuya sola presencia ya es aliciente para la lectura. Bucearemos en todo ello después de las presentaciones.

 

Hay ciertas lecturas, y no son precisamente habituales, que desconciertan porque, no sabemos de qué manera, nos están diciendo algo y puede que algo ya sabido o solamente olvidado, pero haciendo uso de formas que nos son tan confusas como sugerentes. Leer a Juanpe es experimentar un ejemplo festivo de este interrogante y su poemario acaba por conseguir que lo escuchemos, que queramos comprender un idioma extrañamente familiar como el sonido amortiguado de cualquier feria en la lejanía. Sus versos son cercanos y vivos, van salpicando el papel, se descuelgan hasta una nota a pie de página, están poblados de nombres propios en minúscula y ansiedades, crecen como un precioso jardín que estamos aprendiendo a cuidar.
Desde las gradas es una épica humilde de Juanpe para sí mismo, una reconstrucción imaginativa de su infancia y su adolescencia hasta la adultez temprana, el testimonio de alguien que quiere nombrar la vida a la par que se fascina por la naturaleza y el poder de los nombres. Entre las páginas, estéticamente llamativas por la variadísima disposición de los versos, asistimos a la construcción y exploración de un lugar propio, a la comunión del poeta, al fallecimiento de su perrita Reina, a las conversaciones con su madre, a sus primeros amores y sus primeras revelaciones, es decir, al desvelamiento paulatino de sus intimidades y obsesiones.
Según se desarrolla la entrevista es Juanpe casi en solitario quien va enlazando espontáneamente varias de mis preguntas a partir de sus propias respuestas. Me cuenta en primer lugar cómo la publicación y recepción de su primera obra no habría sido posible, una vez impresa, sin el notable apoyo de las librerías y, previamente, de su editorial, a la que envió el manuscrito aún en fase muy primaria pero cuya potencia fue inmediatamente reconocida y abrazada por Ángelo Néstore. Dedica igualmente varias líneas finales en el libro para agradecer el acompañamiento y la asistencia a todas las personas involucradas de alguna forma en el proyecto y en la vida de su autor. Recuerda, además, que sin la presencia y el esfuerzo económico de sus padres en su vida académica tampoco habría sido posible llegar donde se encuentra su carrera en estos momentos.
Pregunto entonces por la escritura, por la poesía como su espacio expresivo y por su forma de ejercerla. Lo primero que responde es que su forma de trabajo no es sistemática pero sí continua, aunque no sea consciente de ello en todo momento. También cuenta cómo gracias a sus nuevos proyectos editoriales (en los que ya existe un contrato vinculante y hay una fecha de publicación acordada) tiene una mayor conciencia para con su labor creativa, lo que le ha conminado a prestar mayor atención a sus métodos y horarios de escritura y corrección. Gracias a su llegada al panorama poético nacional ha conseguido ir perdiendo el miedo a eliminar lo que no convence, a explorar sus capacidades con ahínco, a evitar la frustración que producen las exigencias irreales. No para de repetir la palabra “trabajo” cuando se refiere a escribir, un trabajo por el que cualquiera válido para ello desearía ser remunerado de forma acorde a su calidad literaria y tiempo empleado. Juanpe sabía que solo de escribir apenas vive nadie, menos si se escribe en verso y menos aún si se escribe en España donde, dice, en la poesía no se habla de dinero. Sí reconoce cómo tras la publicación de Desde las gradas se ha sorprendido al tener que rechazar propuestas editoriales e invitaciones a eventos porque le es imposible atender la demanda, cosa que antes pensaba imposible para sí. Esto no quita que, entre bromas, insista en lo poco que se saca de una labor que conlleva tanto.
Aprovechando una declaración así, le pregunto por la posible lectura política de sus versos dado que algunos de ellos contienen referencias explícitas a su orientación e identidad política y sexual. No le interesa, responde, aunque sabe por su formación y experiencia en la lectura que todo es susceptible de ser leído políticamente pero, aunque sea un ejercicio respetable, en su caso cree que eso podría confundir su obra con los planteamientos y los objetivos de lo que denomina “literatura panfletaria”, con la que nada comparte. No hay manifiesto: Juanpe construye poesía consigo, en su propia representación y el análisis simultáneo de la misma, lo que convierte a Desde las gradas en testimonio de una sensibilidad que puede emparentarse con muchas otras también alegres, enamoradizas, inteligentes y ansiosas por hallar su voz, sin ocultar en este caso la influencia de quienes ayudan a encontrarla. De entre sus muchas referencias e inspiraciones nombra, principalmente, a cantantes y compositores como Lana del Rey, Plan B o Sufjan Stevens, y a poetas como Andrea Abello (que nos regala un acercamiento al autor en la contraportada), Mariano Blatt y, sin dudarlo, Berta García Faet. Para esto también hay un par de páginas dedicadas al final, donde menciona o cita para interés del público, y sin reparo alguno, cada pluma y voz a la que homenajea, reescribe o simplemente admira.
En lo que respecta a su carrera literaria futura comenta que, por lo pronto, está desarrollándose orgánicamente, que tiene varias ideas danzando en la cabeza pero que trabaja acorde a circunstancias y compromisos presentes. Su técnica es desvergonzada (copia a quien le inspira como todo artista que se precie) y dirigida a la construcción de una historia y un espacio propios que van pivotando entre juegos lingüísticos y versos quebrados en los que el ritmo ha sido calculado al milímetro. Con estas maneras Desde las gradas se va complejizando, madura ante nuestros ojos y los poemas se hacen más confesionales, tangibles y asfixiantes según nos acercamos a la etapa del Juanpe adulto. Las tres partes que componen el poemario evolucionan desde lo ínfimo e íntimo hasta a lo general y lo compartido, especialmente en lo que atañe a las personas que ama. Por esto mismo habla mucho de flechas (relaciones, aprecios) y meteoritos (contingencias, catástrofes), de fuegos artificiales (celebraciones), de flores (palabras), de Dios (quién sabe), de fluidos corporales (con-fusiones), de todo lo que vamos descubriendo en la vida según la transitamos y que, en última instancia, va fraguando y definiendo nuestra relación con el mundo.
Utilizando un idioma propio de esencias infantiles, Juanpe nos acerca a intimidades que conectan con las nuestras, con nuestros recuerdos de infancia y primera juventud, donde el sexo, la amistad, las pasiones y las inquietudes intelectuales tienen un papel destacado porque todas ellas, en gran medida, son formas expresivas del Amor, el gran motivo de nuestro entrevistado.
A su juicio, el público ideal de su obra no tendría requisito más allá que el de cumplir, aproximadamente, su rango de edad. Sin embargo, no han sido pocas las veces en las que personas que lo sobrepasaban ampliamente le han felicitado y hablado de lo muy identificadas que se sienten con su trabajo. Para Juanpe, la literatura es allí donde la realidad y sus componentes, las cosas de la vida, se relacionan por asociaciones y cauces perfectamente inesperados, donde las analogías producen nuevas imágenes y significados con los que comunicarnos y (re)pensar el mundo. Por esto mismo y por extensión, me explica con seguridad, a la poesía no hay que tenerle miedo alguno, solo la justa estima para respetarla como arte. Es otro ámbito de la literatura, otro lugar para la reflexión y el recreo, y está abierta a todo aquel/aquella que así lo quiera.

Antes de concluir no olvidemos agradecer a Letraversal y, en especial, a su editor y fundador Ángelo Néstore, el hacernos llegar un ejemplar del poemario, obsequio con el que ha facilitado la redacción del presente texto y la entrevista a su autor.

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