
Bonitx / Fotos : blanca arias / Texto : Aarón M. Cruz
Una charla con Bonitx
Hace algo más de un año que Bonitx terminó su disco debut homónimo, pero eso no significa que lleguemos tarde para saber de su obra y su persona dado que su publicación oficial ha sido hace unos meses escasos. Al contactarla ha atendido mi llamada de la misma manera amable y desprejuiciada que su álbum nos recibe. Preguntar a una persona creativa es preguntar a una persona insegura, me dice, pero en su caso también a alguien productivo e irradiado de impulsos, con la autosuficiencia para producir, componer y mezclar sus propias canciones.
Le propuse tomar nuestro encuentro telefónico como una conversación en la que yo encarnase al más curioso de los interlocutores y así ha sido: una charla rizomática y resuelta sobre algunos de los aspectos más interesantes de su propuesta, comenzando por la honestidad artística de la que está nutrido y hacia la que está orientado su trabajo. Me habla de la capacidad de la(s) música(s) para generar vínculos de conexión y vida, del sentimiento de comunidad que pueden incentivar, y de cómo para esto es necesario, a su juicio, que el arte sea accesible y aprehensible para quien lo recibe. En otras palabras, que el arte pueda interiorizarse como un testimonio personal. Y es que sus letras y el aura general del álbum en sí quieren compartir las vivencias de una identidad disidente sin aspavientos teóricos ni sonidos sectarios, sin considerarte un/a/e oyente objetivo, porque ella no entiende de esos términos. Me dice que habita la música en un territorio donde no sabe a quién sí y a quién no podría atraer su obra, pero de lo que está segura es desde dónde habla y se dirige al público. Su nombre, en primera instancia, es el emisor.

Diremos sencillamente que “Bonitx” es un trabajo vaporoso, distendido e incitante y que podría haber sido grabado cualquier madrugada contigo y tus amigas, en tu habitación, entre sábanas, almohadones y susurros. Esta intimidad que construye canción a canción es también visual y puede apreciarse en videoclips como “gloss” o “algo que cambie” (ambos dirigidos por Marc Luguera y Blanca Arias). En ellos sus ojos miran de frente, interpelan sin agresividad porque precisamente, como me ha transmitido, su proyecto es eso para sí misma: un experimento de confrontación consigo y con ese mundo que le pide explicaciones por ser ella, pero del que tampoco puede desligarse para ser ella. Un disco terapéutico, es la expresión que ha utilizado, nacido para mostrar una dulce forma de protesta donde tienen cabida y protagonismo el cuerpo y los afectos.
A lo largo de los once cortes que lo componen, “Bonitx” hilvana y desmiga problemáticas y planteamientos que cualquier persona al margen de la norma (identitariamente hablando) ha podido experimentar. Bonitx habla de otras formas de feminidad, de alienación y falta de reconocimiento social, de desazón emocional, de la relación tempestuosa con la normatividad impuesta. Le pregunto, en esta línea, si a la hora de trabajar es inevitable que su materia prima sea reivindicativa y politizable. Responde sencillamente que ella entiende la política en la música no tanto como el mensaje emitido sino como su forma y su lugar de emisión. Para ejemplificarlo me refiere a tres autorías que a su juicio hicieron música reivindicativa de muy diverso pelaje y con muy diversas ejecuciones: Nina Simone, John Cage o Slay & The Family Stone

A colación de estas referencias me intereso por la actitud de Bonitx sobre el escenario ahora que parecen avecinarse mayores posibilidades de realizar conciertos. Su desenfado, cómo exuda el disfrute y se gusta en la interpretación son contagiosos, lo que no hace difícil imaginar un directo suyo con el cartel de completo colgado. Paradójicamente se describe como una persona muy tímida y que por esto mismo utiliza la exposición del escenario en su favor para combatir tanto esa naturaleza introspectiva como para desmontar el típico estereotipo que encasilla la puesta en escena de los/as/es artistas LGTBIQ+ en una suerte de exhibición gratuita, de simple colorido y festividad. Ella toca la guitarra, corea estrofas, se pasea punteando las cuerdas, gestualiza sus letras e impone seriedad al espectáculo sin necesidad de levantar acta. El tema que tratamos ahora me recuerda preguntarle sobre espacios seguros y según me cuenta es uno de los puntos que más le preocupa con respecto a la música y los eventos que conlleva. Ha reflexionado mucho sobre formas de ayudar a la comodidad y al bienestar de las personas que asistan a sus conciertos y se compromete a trabajar más en este ámbito de su puesta en escena, sin olvidar el hecho de que su música ya es un espacio seguro a nivel interpersonal y sensorial.
Volvemos sobre el cuerpo y quiero hacer hincapié en una cuestión que a mi juicio es bastante taimada en su trabajo: la sexualidad, el sexo. La propia atmósfera que sugiere “Bonitx” es sensual, incluso insinuante de un modo coqueto, pero sus letras no tratan explícitamente sobre conductas o vivencias sexuales. Me confiesa que este primer disco de su proyecto artístico estaba pensado como un despertar mitológico, como una denuncia en sociedad de las ansiedades sufridas en su cuerpo y su vivencia pero relegando la presencia del sexo. Por esa misma razón, continúa, su segundo álbum (que ya casi ha terminado pero para el que tendremos aún unos meses de espera) será también bajo el nombre de Bonitx y ahondará en esa dimensión de la propia experiencia sexual.
Gracias al comentario puedo preguntar por ese segundo trabajo inédito y por su modus operandi como artista musical. No es una compositora maniática pero sí constante, declara. Se dedica diariamente a la música, en unos u otros aspectos, y no tiene un método estricto a la hora de crear pero sí necesita de unos parámetros preestablecidos desde los que embarcarse en nuevos proyectos. Por resumir, en su labor según la ocasión es más la voluntad que la inspiración y viceversa.


Antes de despedirnos intento saber si en su nuevo disco, pese a su costumbre autosuficiente para sacar adelante el trabajo, encontraremos colaboraciones a nivel vocal o instrumental aparte del acompañamiento audiovisual tan indispensable en estos momentos. Con gran seguridad responde que su música es suya en gran medida por ser un total producto de su persona, salvo en el aspecto visual en el que sí concede y concedería cancha a que otros/as/es artistas trasladasen e interpretasen su trabajo en otras modalidades, pudiendo ser éstas videoclip, fotografía o estilismo, por mencionar algunos.
En último lugar, además, me concede un par de datos para abrir boca. Por un lado, la fecha de salida de su segundo álbum, que será la primavera de 2022. Pero para ir soliviantando al público ya iniciado en Bonitx o recién llegado a ella, entre septiembre y octubre del año corriente compartirá algún que otro adelanto y dará a conocer una inminente colaboración con la cantante Julia Amor.